Por César Astudillo Salcedo
General del Ejército (r)
Ex jefe del CCFFAA del Perú
Muchas veces. Cuando preguntamos a varios compatriotas, -incluso de la región de Taca-, el por qué el calificativo honorario de “Ciudad heroica” a Tacna, muchos no dudan en responder: “Por la defensa que se hizo en la guerra con Chile”. Otros piensan, meditan un poco más y responden: “Por que soportaron estoica y patrióticamente el cautiverio durante casi 50 años”.
Si bien es cierto que, durante la guerra con Chile, los Ejércitos tuvieron un gran enfrentamiento en el Alto de la Alianza, -a las afueras de la ciudad de Tacna-, donde luego de la ya conocida derrota, las huestes bolivianas abandonaron la guerra.
Asimismo, luego que se firmara el cuestionado Tratado de Ancón en el que Perú entrega Tarapacá a perpetuidad, mientas que Tacna y Arica solo temporalmente para luego realizar un plebiscito, casi medio siglo después, el 03 de junio de 1929, las autoridades de ambos países firmaron el Tratado de Lima, en el cuál se determino el retorno de Tacna al Perú y la permanencia de Arica bajo la soberanía de Chile.
Los tacneños que soportaron ese cautiverio son toda una historia. Pero ni una ni otra historia da origen al nombramiento como “Ciudad Heroica” a esta ciudad.
Tacna es considerada “Ciudad Heroica”, porque fue ahí donde se lanzó el primer grito libertario, antes de la llegada de las corrientes libertadoras de San Martin y Bolívar. Uno de los personajes más importantes fue Francisco de Zela. Es uno de los grandes próceres de la independencia peruana.
Francisco Antonio de Zela y Arizaga fue un político peruano que encabezó la Revolución de Tacna de 1811, siendo reconocido como uno de los próceres de la Perú, era hijo del español Alberto de Zela y Neyra, y de Mercedes de Arizaga y Hurtado de Mendoza, natural del Callao, radicados en Lima. Estudió en el Seminario Conciliar de Santo Toribio hasta 1784, cuando a solicitud de su padre pasó a Tacna como aprendiz de ensayador y fundidor de las Cajas Reales de dicha localidad. Ascendió en dicha profesión hasta llegar a ser ensayador. Se casó con María de la Natividad Siles y Antequera (tacneña), con quien tuvo doce hijos.
REVOLUCIÓN DE TACNA
Durante la rebelión de Tacna estuvo en estrecho contacto con la Revolución Argentina, que se inició en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. Los argentinos enviaron un ejército a la Provincia de Charcas (actual Bolivia), bajo el mando del general González Balcarce y del abogado Castelli. Los rioplatenses enviaron proclamas a varias ciudades del sur del Perú, invitándolos a seguir la revolución.
Zela fue el primero en responder y en un “Bando al pueblo de Tacna” declaró su adhesión a la Junta de autogobierno de Buenos Aires, de acuerdo con la posición de la Junta, pretende asumir la jefatura político-militar de la plaza militar imponiéndose él mismo el título de “Comandante Militar de las Fuerzas Unidas de América”. Zela fue apoyado por un numeroso grupo de personajes.
Bajo la dirección de Zela, en la ciudad de Tacna, se asaltó primero el cuartel de caballería del Regimiento Dragones del Rey y luego el cuartel de infantería que estaban situados a dos cuadras de distancia a la voz de “…CARGAR Y ADELANTE”, la noche del 20 de junio de 1811. Zela enarboló una bandera con colores azul y blanco a cuatro campos triangulares, estableciendo por escasos tres días un gobierno libre, autogobierno adherido a los principios de la Junta de Buenos Aires.
El mismo día (20 de junio) el ejército patriota argentino fue derrotado por el ejército realista peruano encabezadas por el brigadier José Manuel de Goyeneche en la Batalla de Guaqui, en las cercanías del lago Titicaca, y por lo tanto, Zela nunca recibió el apoyo necesario. Esta noticia deterioró la moral de la reducida tropa de Zela, como resultado de ello, fueron diezmados y algunos capturados por los españoles sin presentar batalla.
Los principales dirigentes de la rebelión fueron sometidos a juicio, entre ellos Zela, que fue llevado a Lima. Allí, gracias a las influencias de su familia y a la mediación de importantes personajes se le conmutó la pena de muerte por la de encierro perpetuo en el morro de La Habana. Pero se consiguió modificar aún más la sentencia: una pena de diez años de presidio en la cárcel de Chagres de Panamá, y terminados éstos, expatriación perpetua. Su prisión en Lima duró cuatro años y en 1815 fue trasladado a Panamá. Afectado por el clima tropical y las duras condiciones de su encierro, falleció algunos años después. Murió en 1819 a la edad de 50 años.
Estos hechos hicieron que luego que se diera la independencia de Perú en 1821, el Congreso de la República decretó el 21 de mayo de 1828 que “La Villa de Tacna debía ser denominada Heroica Ciudad”; y el 26 de mayo del mismo año, la Ley fue promulgada por el Presidente de la República José de la Mar.