RADIOGRAFÍA DEL PODER

Una mirada a la estructura del poder en el Perú durante tiempos de Pandemia

Por Juan Carlos LIENDO O´CONNOR

Director de la Revista XAUXA

Lima, 16 de setiembre, 2020

Con el apoyo mayoritario de los medios de comunicación y el respaldo de las FFAA al Presidente Vizcarra desde la tarde de este sábado 12 de setiembre en medio de una seria crisis que causa la atención de los países de la región y de la prensa internacional, le viene permitiendo circunstancialmente continuar en su cargo condicionado a la intensidad de la próxima crisis. El desarrollo de los últimos acontecimientos hace pertinente una radiografía de doble cara, doméstica e internacional, que facilite apreciar la dimensión del daño estructural que sufre el sistema político en Perú.

Así tenemos que, más allá de cualquier juicio de valor: 

Los acontecimientos de los últimos días evidencian la decidida voluntad de más de un grupo opositor al gobierno dispuesto a desplazar del poder al actual presidente como consecuencia de la difusión de audios que permiten cuestionar seriamente su capacidad moral como Jefe de Estado y de Gobierno. Animados por su exclusión de la dinámica política (participación en la toma de decisiones y asignación de recursos del Estado) y frente al riesgo de su vulnerabilidad ante una previsible intromisión del gobierno en el próximo proceso electoral, continuarán buscando generar poder a partir de cualquier circunstancia que desgaste, dificulte, debilite y/o termine separando al presidente y a su grupo de soporte del poder.

En el ámbito doméstico, dos fuerzas significativas se manifiestan como opositoras al gobierno: una, relacionada con un sector de la derecha tradicional, y otra al emergente nacionalismo popular de nuevos liderazgos en la arena política donde destacan los grupos asociados con Antauro Humala, el FREPAP, Acuña y una serie de políticos nuevos con prioritaria agenda propia más allá de su formal pertenencia a cualesquiera de los partidos políticos vigentes.

Por otro lado, y desde la proyección de intereses transnacionales, el gobierno cuenta con el apoyo de los poderes fácticos empresariales, financieros y de los representantes de la izquierda progresista internacional como el partido Morado y el Frente Amplio; así como de diferentes políticos, y autoridades relacionadas, cercanas y/o dependientes de la administración de los fondos de gobierno. La posición gubernamental es reforzada tanto por el mayoritario soporte de los medios de comunicación como por la eficiente y oportuna asistencia estratégica de Organismos No Gubernamentales (ONG´s) que operan políticamente en Perú como IDL y Transparencia Internacional, perteneciente a la red internacional de la “Open Society Foundations”. Ver:

https://www.opensocietyfoundations.org/newsroom/open-society-media-and-latin-america-grantees-honored/es.

Enfocados estrictamente en una aproximación desde las herramientas de poder, la oposición al gobierno actual carece no solo de liderazgo, sino también de unidad y organización; se encuentran desplazados y sin acceso a la administración pública, carecen también del apoyo de los medios de comunicación, carecen de soporte y respaldo internacional, así como de contenido político realista, actual y concreto; no tienen una narrativa fuerte ni consistente, no tienen agenda orgánica; y se encuentran desarraigadas de la identidad, las necesidades e intereses de la mayoría de la población. En este sentido, y desde la imagen que proyectan, la relación de continuidad con algunas de sus figuras protagonistas relacionadas en actos de corrupción en el reciente pasado, con un serio pasivo de derrota política, con propuestas fundamentalistas, liderazgos fallidos, y carentes de una proyección integradora internacional, evidencian tanto su estructural debilidad como la inconsecuencia fáctica con los principios políticos que proponen defender. Intentar asumir el poder desde estas condiciones resulta de hecho, no razonable.

Por otra parte, el gobierno representa la proyección de una fuerza política que dirige los destinos del país desde los últimos veinte años, disponen desde entonces del acceso a los presupuestos de la república, se encuentran a cargo de la dirección de la totalidad de los organismos de administración del estado, controlan la mayoría de los medios de comunicación dependientes de los fondos públicos, dominan el escenario de la post verdad, cuentan con una narrativa poderosa y atractiva unificados por una fuerte ideología liberal progresista transnacional,  agrupan a la gran mayoría, no menos del 90%, de las capacidades de los mejores profesionales en el ámbito de la consultoría privada política y económica especializada, lo cual le permite disponer de un alcance y presencia efectiva sobre las necesidades primarias de la población en todo el país, haciendo suya la proyección de una poderosa agenda internacional con capacidad de soporte financiero y político a través de Organismos Internacionales,  ONG´s y medios comunicación.

Sin embargo, a pesar de estas enormes fortalezas, a su disposición desde hace veinte años, significativas personalidades asociadas con su poder forman parte tanto de los casos de mega corrupción en curso, como de la ineficiencia y de la precariedad política que los sigue definiendo. En el mismo sentido la gestión de la pandemia, de la crisis económica en curso y de la inseguridad ciudadana sigue siendo notoriamente incipiente, y desproporcional a los enormes esfuerzos de la población para subsistir; de médicos, enfermeras, soldados y policías que diariamente continúan arriesgando sus vidas por aliviar el sufrimiento y proporcionar seguridad a la mayoría de los peruanos.

No puede sorprender entonces en el presente escenario que las FFAA en servicio activo se presenten en televisión nacional apoyando al gobierno en uniforme de campaña detrás del Primer Ministro y del Ministro de Defensa, de paso, ambos oficiales de Ejército en situación de retiro. Criticar este hecho sólo desde un supuesto interés crematístico e innoble, por un lado, o de una expresión patriótica y democrática por el otro, resultan meramente superficiales. Una aproximación a la cultura militar peruana ayudaría a comprender la dinámica del respaldo que recibe el Presidente en su condición de Jefe Supremo de las FFAA, al mismo tiempo que las ventajas y riesgos que ello implica para la política en el Perú.

Al momento, en el escenario político doméstico sujeto a la influencia transnacional, tanto la oposición como el gobierno no constituyen referente ni garantía alguna para generar condiciones dignas y decorosas de vida  a una población tan estoica como trabajadora, rodeada de inmensos recursos naturales; los unos por aferrarse a una exclusiva y miope visión del poder que no les permite en la practica identificarse con las necesidades e intereses del pueblo; y los otros, por seguir a ciegas una agenda ideológica internacional impuesta a partir de una supuesta superioridad moral y que nos subordina indignamente a los designios de grupos de poder que no tienen responsabilidad alguna para con el devenir nacional, diferente a los de su agenda global.

Ni los que dirigen la oposición doméstica, ni el gobierno con todo el soporte de la agenda internacional, disponen de la capacidad razonable para enfrentar el colapso de nuestro sistema de salud, que viene soportando decenas de miles de muertos, tampoco la de enfrentar seriamente la grave crisis económica en curso, y mucho menos para solucionar el imparable incremento del crimen organizado y la delincuencia común.

Nuevamente y en pleno debate sobre la vacancia de un presidente que sumaría el sexto consecutivo enjuiciado y encarcelado al dejar el poder, el cuadro de desgaste que evidencian los actores de poder en Perú corresponde a un progresivo, sostenido e inevitable colapso del sistema político, reflejado en la precariedad evidente de los tres poderes del Estado. No existe señal alguna de mejora haciendo previsible que la precariedad en el ejercicio del poder continúe y se agrave. Las opiniones de apoyo o rechazo al gobierno están dividiendo seriamente al país, agregando un elemento perturbador a cualquier escenario de recuperación o estabilidad que demandará mucho esfuerzo, recursos y tiempo.

Esta es la radiografía actual del poder en el Perú, expuesta exclusivamente para aquellas personas de buena voluntad que se encuentran impotentes, confundidas y sufriendo por tener que soportar la indignidad de vivir en una comunidad política dominada por la corrupción y el desapego con lo nacional. Una oposición doméstica sin capacidades de poder, sin contenido político y cerrada a la comunidad internacional resulta tanto o más insuficiente como aceptar la imposición de una agenda internacional que desde hace 20 años en el poder insiste en imponer una “nueva cultura” o “una nueva convivencia” a su medida, descartando el valor de nuestra historia, tradiciones y cultura.  Sólo reconociendo que los únicos responsables de construir nuestro futuro somos nosotros mismos, conociendo la raíz de nuestros problemas actuales y descubriendo lo que realmente nos une e identifica como nación podemos aspirar a ser protagonistas de un cambio real y concreto.

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